Bodegas Franco Españolas, un Rioja descaradamente clásico

Barricas de las Bodegas Franco Españolas.

Embajadores de la marca Rioja en el mundo y enfrascados en un continuo proceso de mejora, el objetivo de Bodegas Franco Españolas sigue siendo mantener sus vinos entre los preferidos de los consumidores profesionales y aficionados, así como fortalecer su línea de enoturismo, diferenciándose de otras bodegas con la organización de actividades especiales.

Con 127 años de historia, las Bodegas Franco Españolas surgen cuando la producción vinícola de La Rioja vivía su apogeo debido a la llegada de viticultores franceses. La filoxera había arrasado sus viñedos y buscaban en la región riojana un suelo similar donde elaborar sus vinos.

Un año después de su fundación, en 1890, por Frédéric Anglade Saurat, un comerciante bordelés, realiza la primera cosecha de Diamante y Estilo Borgoña, posteriormente Bordón, los cuales viajan por toda Europa en trenes como el Orient Express.

Seguro que si Anglade fundara hoy la bodega le gustaría hacer los tipos de vinos que elaboramos actualmente

Borja Eguizábal, director general

Datos de interés

Facturación. Incluye tanto venta de vino como enoturismo, superando los 18 millones de euros en 2017.

Plantilla. Las bodegas dan empleo directo a 70 personas.

Producción y ventas. Elaboran más de cinco millones de botellas al año, de las cuales un 65% están destinadas a la venta nacional.

Exportaciones. El 35% de la producción total se reparte entre América (50%), Europa (30%) y Asia (20%). La firma se ha propuesto aumentar esa cuota hasta el 50% de las ventas. México, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Alemania y China son sus principales mercados, abarcando el 80% de las ventas internacionales.

Con la Primera Guerra Mundial llegan las primeras grandes exportaciones de la bodega y convierten a La Rioja en un referente de vinos para los países neutrales como Suiza, Noruega o Irlanda. De este modo, comienza para Bodegas Franco Españolas una gran aventura en su afán por recorrer el mundo. Incluso reciben la visita de Ernest Hemingway, convirtiéndose en un lugar icónico de la ciudad.

Quince años después de la muerte de Anglade, en 1920, los franceses venden sus acciones y la bodega pasa a ser totalmente española. Los llamados felices años veinte también lo fueron para la empresa, que registra numerosas ventas en todos los bares de Logroño, adquiere nueva maquinaria, invierte en publicidad y, como dato curioso, en su primer cuarto de baño.

En 1933, con el fin de la ley seca en Estados Unidos, la empresa cruza el Atlántico para vender sus vinos en el continente americano. Royal y Diamante aparecen en las cartas de los hoteles más prestigiosos de Nueva York, volviéndose infaltables en banquetes y ceremonias de postín.

Sin embargo, la Guerra Civil española hizo que las bodegas se toparan con un enemigo que no esperaban: el cierre de las fronteras. Más tarde, con el Pacto de Madrid en 1953, España entra en la Unesco, la ONU y el FMI, se reanudan las exportaciones y resurge el Consejo Regulador al mismo tiempo que se impulsa la enseñanza de la enología y se forma a los agricultores en el cultivo de la vid y la elaboración del vino.

La aventura internacional no acaba aquí. En 1964, año de la mejor cosecha del siglo, EE UU se convierte en uno de los grandes mercados para las Bodegas Franco Españolas. Sus vinos aparecen en banquetes como el que se ofreció en honor al presidente Eisenhower en el Palacio Real de Madrid o en la boda de la reina Fabiola de Bélgica.

Movimientos corporativos

Fachada actual de la bodega.

Las malas cosechas de 1971 y 1972, unidas a la crisis del petróleo, llevaron a la venta de la bodega al grupo Rumasa, hasta 1984, cuando Marcos Eguizábal compra por 1.500 millones de pesetas (nueve millones de euros) Paternina y Franco Españolas, la cual se convierte por primera vez en un negocio familiar, y junto con sus hijos, Carlos y Rosa, consiguen relanzar la marca en el exterior.

Durante su periplo han pasado por diferentes etapas, pero han sabido compaginar tradición e innovación con el fin de obtener grandes vinos que avalen su larga trayectoria.

Borja Eguizábal se incorporó a la compañía en 2012 tras su paso por grandes empresas. Este ingeniero, MBA por Icade y con posgrados en Enología, ha reforzado la visión internacional. Con su llegada a la dirección de Bodegas Franco Españolas en 2016, la tercera generación de la familia Eguizábal se pone al frente del negocio y comienza la renovación y el rediseño de su vino Bordón.

“Uno de los proyectos más importantes realizados en los últimos 20 años”, asegura. Bordón tiene un sello propio e inconfundible con un nuevo concepto descaradamente clásico.

También, en 2016, venden Paternina al grupo García Carrión (propietario de Don Simón) para centrarse en Bodegas Franco Españolas, de la Denominación de Origen Calificada Rioja, y en Bodegas Marqués de Valparaíso, de la Denominación de Origen Ribera del Duero, proyectos con los que la familia estaba más ilusionada e implicada.

Además, el equipo directivo se fortalece con la incorporación de Rubén Provedo como director técnico enólogo en 2017, un enamorado del mundo del vino que apuesta por la investigación e innovación de los caldos y que cuenta con una larga trayectoria en la industria vitivinícola.

Su emplazamiento, a tan solo cinco minutos caminando desde el centro de Logroño y con el río Ebro tocando sus puertas, es aprovechado para potenciar una de sus actividades más reconocidas y galardonadas con el premio Best of de Turismo Enológico por la Great Wine Capitals en la categoría de experiencias innovadoras: el enoturismo.

Esta ubicación privilegiada para el turista enológico recibió en 2017 la visita de más de 45.000 personas y generó ingresos de un millón de euros.

Bordón y Diamante, tradición e innovación

Sus productos no solo representan a las bodegas, sino también a la Denominación de Origen Rioja, incluyendo desde vinos rosados, como Bordón Rosado o Diamante Rosado, hasta sus tradicionales blancos y tintos, destacando Diamante y Bordón como sus marcas más emblemáticas.

Diamante, pionero en su categoría como vino semidulce, ha convertido a Franco Españolas en la bodega que más vino blanco vende a todo el mundo, lanzando en 2018 su primer Diamante Verdejo, con Denominación de Origen Rueda, el cual marida a la perfección con pescados, mariscos, pastas, arroces y carnes blancas.

Bordón, marca histórica de tintos de Rioja, continúa con el mismo espíritu de antaño, pero con una imagen renovada, que simboliza la nueva época de las bodegas. Su novedosa etiqueta, con texto escrito en primera persona, resulta atractivo y lo acerca al público más desenfadado, al mismo tiempo que se define como uno de los grandes clásicos de La Rioja: “Pensarás que soy un borde y quizás tengas razón. Pero te confesaré algo, estoy harto de modas, de etiquetas, de postureos. No me disculpo por ser quien soy. Un clásico de Rioja con más de 125 años de historia. Me gusto. Y si a ti no, es porque todavía no me has probado. No soy borde, soy Bordón”.

Durante el 2018, han realizado diferentes eventos por ocho ciudades de España, resaltando Bilbao y otros puntos de Bizkaia, para dar a conocer la nueva imagen de Bordón, invitando a público a catar sus vinos.

Con más de 40 años, Bordón Gran Reserva mantiene su esencia y su aroma a tabaco, con toque ligeramente alicorado.

La oferta enoturística dispone durante todo el año de un programa atractivo y variado de enoexperiencias para todos los perfiles, como visitas a la bodega y catas de vino, Teatro con Diamante, el Día de la Moda, Muwi Fest, Vendimia en Familia o Cine de Verano, entre otras.
En época estival, el cine de verano es una de las mejores opciones para disfrutar de las bodegas. Todos los jueves del mes de julio abren sus puertas para ver películas en versión original subtitulada, acompañando la velada con vino Bordón y sus servicios de gastrobar.